lunes, 12 de enero de 2009

hasta aqui se puede aguantar

como seria lo normal, me tocaria retomar la buena musica de los ochenta, y eso hare solo que estoy un poco cansado, como buen gallego que soy, de lo mal que se nos trata en temas musicales, cuando gran parte de la musica, o por lo menos de esa musica que preferimos escuchar que no es la de siempre, salia da nosa terra. Cansado de lamerle el culo a todos los grupos que conoceis, hare un pequeño sino muy extenso recorrido por la historia musical mas reciente de galiza sin olvidarme de los nombres mas importantes, por que no solo hay cuatro o cinco que conoceis, nombrando entre ellos a Juan Pardo, uno de los grandes desde mi punto de vista,sino que hay muchos grupos que estais olvidando, muchos grupos gallegos, que por no ser los planetas, por no ser Alaska, se olvidaron, o se quieren olvidar, eso no lo se, y como buen pensador que nunca sere, no me pienso nombrar al respecto. El repaso empieza por uno de los grandes de nuestra musica.

En un presente en el que parece que hay una tendencia generalizada a la prospección en los orígenes, en el que Los Planetas miran sus raíces flamencas en “La Leyenda del Espacio” (RCA, 2007), Nacho Vegas en las asturianas con el proyecto “Lucas 15” (Lloria / PIAS, 2008), me parece necesario revisar la figura de Andrés Lapique do Barro (Ferrol, 1947 - 1989), conocido artísticamente como Andrés do Barro, uno de los primeros cantantes que utilizó el gallego durante la dictadura franquista, y aunque en cierto modo parece que quedó en un segundo plano, quedando su legado reducido a descuidados discos recopilatorios, su figura es muy importante para entender el desarrollo de la escena gallega, ya que en él está el génesis del pop en Galicia.
Un pop meláncolico y atemporal con tintes folk que con el paso del tiempo ha ido ganando frescura. Hoy es reivindicado como una referencia ineludible de la música gallega, como un icono pop, reivindicándose también su modernidad, su labor pionera en la fusión de la música popular con el pop para erigirse en un “neotrovador del siglo XX”, como lo definió Xavier Álcala, gran amigo de Ándrés y autor de algunas de sus grandes canciones como “Teño saudade”. Así, surgieron a lo largo del 2007 iniciativas como el Manifiesto del Dobarrismo, disco homenaje incluido, “Manifiesto do Dobarrismo: Un Disco Tributo a Andrés do Barro” (Falcatruada, 2007), en el que intervienen hasta treinta grupos de la escena indie gallega actual, destacando a The Homens, Los Iribarnes, Quant, Niño y Pistola, Safari Orquestra, Todo el Largo Verano y Fanny + Alexander. Y se ha estrenado el documental sobre su vida “O Tren que me Leva” (2008) producido y dirigido por Anxo Fernández.
Todo comenzó el 3 noviembre de 1969, día señalado en el que aparece el single que contiene “O tren”, entrando directamente al número uno en España, y siendo la primera canción en gallego en conseguirlo. Posteriormente Siniestro Total, harían una versión que incluirían en el disco “Siniestro Total II (El Regreso)” (Dro, 1983).
Es importante destacar que no utilizó el gallego como arma política, sólo buscaba, como afirma en su primer disco, dignificar su idioma materno, reivindicar un lugar para el gallego en la música popular: “Me llamo Andrés Lapique do Barro y os presento unas cuantas de mis canciones. Hoy son en gallego porque así las he sentido y porque quiero colaborar con todo interés y cariño a dignificar mi idioma materno, caído durante muchos años en el más cruel menosprecio”. Tampoco buscó la popularidad, sino que ésta le vino por accidente y quizás no fuera capaz de asimilarla.
Utilizó un pop contagioso con reminiscencias folk en el que su voz transmite emociones, y su delgada figura fragilidad, como un Tim Buckley gallego, con ojos tristes y mirada desvalida. Así, tras varios reveses y encontronazos con discográficas debidos a la utilización del gallego, llega su oportunidad de la mano de RCA, tras un primer contacto con la discográfica catalana EDIGSA. Se publica "Me Llamo Andrés Lapique do Barro” (RCA, 1970) y rápidamente se convierte en un ídolo con temas como “O tren”, “Corpiño xeitoso” y “San Antón”.
El repentino e inesperado éxito que llegó con “O tren”, lo lleva al cine en "En la Red de mi Canción (Mariano Ozores, 1971), junto a Concha Velasco, en una aventura cinematográfica que fracasó y en la que fue doblado por un actor de doblaje profesional, aunque su canciones mantenían su voz. Este mismo año sale ¡Pum! (RCA, 1971), consolidándose con temas como “Pandeirada” y “Meu amor”.
Tras cambiar por completo los músicos que lo acompañan -sólo repite el batería Chupi- publica su último disco, "Andrés do Barro” (Belter, 1974), y esta revolución también afectó a su música, que ya poco tiene que ver con sus discos anteriores, volcándose en la canción ligera y perdiendo esa frescura que lo acompañaba, perdiendo, por tanto, su esencia.
En 1976 vino el silencio, un profundo silencio que terminó el 22 de diciembre de 1989 con su muerte en Madrid a consecuencia de una cirrosis. Finalmente como cantaba años atrás, hizo su casa en el cielo. Podríamos entrar en el malditismo, hablar de drogas y alcohol, de su declive en Méjico -en donde residió hasta el 84-, pero considero que de lo que debemos hablar es de su música, ya que ese es el gran legado que nos dejó.
Póstumamente, saldría el recopilatorio “Todas sus Grabaciones en RCA 1969-1972” (Rama Lama, 2003), un doble CD que recoge todas sus grabaciones en esta compañía.

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