martes, 12 de enero de 2010

adios, eric, adios



Siempre quise decir grandes cosas, acerca de los genios que cotidianamente nos rodean con sus sabios brazos. Pero no soy capaz. Nunca se puede estar a la altura de algo tan grande, no se puede ni se deber querer estar cerca, si nos acercamos mucho al sol nos quemamos.
Es curioso, que algunas noticias nos produzcan una tristeza tan descontralada, recuerdo la muerte de familiares(no tantos) y de conocidos(tampoco tantos) y resultarme hasta cierto punto, indiferente, en cambio nos deja el genio del cine, para econtrar una nueva playa en la que sentarse y contarle un cuento aquien quiera escucharlo, y me parece una noticia terriblemente doloroso, y no conozco al señor Rohmer, no lo conozco, al menos no personalmente, porque una parte de el siempre estara con nostros.

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